FOTOS DE LA EXPOSICIÓN. Galería La Mercería. Valencia.
FOTOS INAUGURACIÓN 28/02/2019
TEXTO
Toda formación histórica, toda sociedad, tiene –dice Deleuze, en un texto para recordar a Foucault– un régimen de visibilidades. Una distribución de lo visible y lo invisible, también por cierto, de lo decible y lo indecible. Digamos que hay una curva que traza esta distinción. El límite. La luz, las luminosidades, hacen ver lo visible; mientras, el resto permanece en un afuera, en el silencio, quizás a la espera de que otro tiempo ilumine su emergencia.
Es objeto de esta exposición explorar tal límite, tensionar la curva para tratar de influir en la distribución. Gestionar la mirada. Lo que Benlla Martínez trata de capturar se encuentra, justamente, entre ambos lados del espectro: los reflejos, los rastros, los destellos, las fosforescencias, los orbs… Son visibles, sí, pero fugaces. Existen, pero sólo un momento. Son como líneas de fuga: líneas que se fugan de lo invisible para permanecer un instante en lo visible. Primer acontecimiento.
Benlla Martínez halla en la transferencia la condición de posibilidad para esta captura. Sin embargo, ésta es ya en sí misma un juego de visibilidades. Lo visible se vuelca sobre el cuadro y permanece invisible durante un rato. Sólo después, después de quitar el papel que vela el trazo, después de arrancar la superficie, se revela lo que se ha adherido, lo que se ha fijado, lo que ha permanecido. En esta imagen-resultado, por más que se trate de un proceso controlado, interviene lo azaroso, la contingencia. Pasamos así del objeto al segundo acontecimiento. La transferencia, más que la imagen en sí, es la crónica de ésta.
Sobre estas crónicas que hacen a espacios urbanos, en ocasiones, unas brevísimas notas de colores flúor, digitales. Como si el artista tuviese por intención invertir la relación, subvertir la subordinación de la luz a las formas, como si quisiese que se oyera un grito –tan indiscutible como efímero– en las cosas visibles.
Mia Campos Salvador.