PIXELANDO LA CIUDAD

FOTOS DE LA EXPOSICIÓN. Sala Municipal Exposiciones Centro Cultural de Mislata, Valencia.

FOTOS INAUGURACIÓN 17/09/2015

VIDEO INAUGURACIÓN 17/09/2015. MISLATA TV

 

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TEXTO

A veces se capturan instantes, aquí y ahora la captura hace a espacios distantes, a entornos circundantes, a un afuera de la ciudad, a un fragmento o una fracción de urbanidad. Si el objeto permanece, es el objetivo el que se mueve, y en la tarea de focalizar, pretende visibilizar incluso lo que está más oculto, sitiado como un no-lugar, tras el despliegue y repliegue de la ciudad trascendental. Se podrá objetar que la imagen se puede desfigurar –digamos pixelar– hasta la realidad se llega a deformar, pero esto no impide apresar la esencia, la inmanencia de una ciudad, o de sus periferias, esas inmediaciones del espacio suburbial.

En el recorrido por esta urbanidad no hay reflejo de humanidad; el sujeto elidido sólo a través del objeto es inferido, y éste resulta remitido a alguna intimidad; colgada, tendida, exhibida, quizás tanto como en la actualidad, que sobreexpuesta se muestra por propia voluntad. Debajo, detrás de éstas, un conjunto de capas superpuestas, un continuum de horizontes múltiples, formado de estratos o texturas, algunas arrastradas, otras puras. Encima, como soporte, cables de tensión hacen de vectores que atraviesan la composición, tampoco debieran caer en olvido las veladuras, que desde las alturas, envuelven a veces arquitecturas.

Detengámonos ahora un momento, tal vez con ensimismamiento, para contemplar el acontecimiento; lo efímero del tiempo y por ello excepcional, (extra)ordinario y abismal, que, surgido del caos, de la implosión, desenfoca hasta la abstracción, y sin embargo no precisa dilucidación, es más la sensación, el afecto o la impresión. Amanece, atardece y anochece en Mardi Gras, entre ritmos incesantes sonando ininterrumpidamente, elevando al jazz. Este tiempo inasible, tras la captura se vuelve inmarcesible.

En el proseguir de esta entelequia de viaje, se aumenta la distancia focal, y surgen vistas aéreas, de ciudades etéreas, como plano general. Se advierte una infinitamente repetida cotidianidad, a través del circular. Despojada la urbanidad de grandes monumentos, emergen estructuras diluidas en el cemento, geometrías variables absorbidas por el asfalto, el pavimento. Pero, de nuevo, no hay tráfico, sólo un silencio, un mutismo, solitud. Circulamos entre imágenes-historias, narradas por píxeles-memorias, elementos apenas perceptibles, con luminiscencia propia; es como mirar la imagen a nivel molecular.

Mia Campos Salvador.